‘Refleja graffiti problema social’  

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Autor:   Periodico:   Fecha: 7 marzo, 2002

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Aborda el fenomeno desde que dimensión de la legalidad:

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Aseguran especialistas que aumentar sanciones contra pintores callejeros no soluciona nada

La respuesta al graffiti no es una ley, es necesario que existan otras soluciones para resolver los problemas sociales, consideró Mario Silva, premio nacional de la juventud 1999 e integrante de distintas organizaciones juveniles.

Lo primero que deben preguntarse las autoridades, dijo, es por qué hay jóvenes graffiteros, ya que los problemas no son gratuitos, son un reflejo del tejido social.

El mes pasado, el Congreso regresó a la Comisión de Estudios Legislativos la ley contra el graffiti con la que se pretender reformar el Código Penal para establecer sanciones de 3 meses a un año 3 meses de prisión y de 100 a 300 días de salario mínimo como multa para las personas que pinten bardas y monumentos históricos con aerosol.

En opinión de Silva, las autoridades no entienden el concepto de lo juvenil.

“El porcentaje de jóvenes en Jalisco es bastante alto y un gran número de ellos contribuyó a que el PAN haya triunfado a nivel estatal y federal. Y la respuesta de los que llegaron al Gobierno gracias a los jóvenes es de incomprensión”, manifestó.

“No plantean una respuesta real sino la represión. Hay problemas más fuertes, como la falta de educación o el desempleo”.

El premio nacional de la juventud estableció una diferencia entre las personas que utilizan el graffiti como expresión social -que sólo pintan firmas o sellos distintivos- y los jóvenes que se dedican a dañar propiedades ajenas y edificios públicos.

“El asunto es que hay mucho prejuicio con los jóvenes que no son el común denominador. Una ley de ese tipo sólo va a reprimir y a fomentar que la gente se dedique a molestar a las personas que tenga un aspecto distinto a lo normal”, afirma.

En su crítica a la propuesta de ley, asegura que es preocupante que los Legisladores no traten de solucionar los problemas y sólo quieran imponer sanciones.

“Porque no se puede aumentar la edad penal ni la sanción sin aumentar también los derechos del joven, y porque sería mejor lograr que el Instituto de la Juventud desarrollara programas para fomentar actividades culturales y deportivas”, dijo.

“Es preferible que cumplan servicio comunitario que llevarlos a la cárcel. El graffiti no es un delito tan grave como para que los chavos compartan la prisión con delincuentes de carrera. Es bien sabido que los centros de readaptación son escuelas del crimen, y así es como se puede crear más rencor social”.

‘Deben encauzar a sancionados’

El graffiti se considera como una forma de expresión y en ese sentido hay que respetarla, pero también habría que hacer lo mismo con una pared o una fachada, explicó el doctor Jaime Orozco Ibarra, Doctor en psiquiatría, miembro de diferentes asociaciones con relación a las adicciones y la salud mental.

Las sanciones, comentó, son necesarias para que las personas no dañen propiedades ajenas, pero la acción no sólo debe ser correctiva, sino que debe encauzarse con un sentido social.

“¿Cuál es la función de encerrar a la persona? ¿Qué programas van a realizar intramuros para concienciar al graffitero y no contribuir únicamente a aumentar su sensación de malestar?”, planteó Orozco Ibarra, quien participó en enero de 2000 en el foro sobre graffitiorganizado por el Gobierno del Estado.

Desde el punto de vista clínico, se debe considerar que las personas pueden tener trastornos de personalidad, depresivas o conductas que intentan generar malestar en la sociedad porque no reciben la atención suficiente.