Gran parte de los edificios patrimoniales de la zona metropolitana afectados por el graffiti son de cantera, un material recurrente en las construcciones de siglos pasados, que ante una “pinta” con aerosol, requieren mucho trabajo y tiempo para su restauración.
“Más que caro, es necesario hacer un trabajo especializado”, explica Alejandro Canales, director de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente.
Para intervenir la cantera dañada se debe considerar el tipo de aerosol o pintura utilizados, las características de la piedra y su antigüedad.
Las películas antigraffiti para la protección de cantera no son confiables pues sellan la piedra impidiéndole “respirar”, lo que a la larga resulta peor, dice el experto.
· Tenamaxtli, defensor de la libertad del americano, está rebasado por el libertinaje de graffiteros.
· La escultura de Cuauhtémoc, en Analco, está “conquistada” por el aerosol.
· El trabajo artesanal en cantera hecho en el Museo de Arqueología de Occidente se pierde entre letras.
· “Esclavizada” al rayoneo está la cabeza de Miguel Hidalgo, afuera del parque Agua Azul.
· Las bendiciones en el templo de Nuestra Señora del Refugio no surten efecto.
· La taquilla del Teatro Experimental de Jalisco es de “entrada libre” para la expresión, pero no escénica, sino escrita en sus paredes.
· Las puertas del Templo Expiatorio por la Calle Escorza no se salvaron de las pintas.
· Columnas de cantera que pertenecieron al Instituto Cultural Cabañas parecen ahora monumentos al graffiti vandálico.
· El edificio que albergó a la Biblioteca Pública del Estado parece un libro abierto para el “plaqueo”.