El vivir bajo un alto índice de delincuencia y sufrir una subdivisión de la colonia por parte del Ayuntamiento de Guadalajara, son las dos primeras piedras que han tenido que romper los vecinos de la Colonia Potrero Alto, ubicada en oriente del municipio tapatío.
Para el líder vecinal, José Angel Martínez Márquez, el convencer a sus vecinos de integrarse al comité resultó más difícil que conseguir el apoyo por parte de las autoridades.
En esta colonia integrada por un total de 38 manzanas, en promedio se registraban de cuatro a cinco robos diariamente.
“Siempre estuvimos bien al pendiente de que la delincuencia no nos ganara, y la verdad fue el verdadero motivo por el que nos atrevimos a formar el cómite de vecinos”, expresó Martínez Márquez quién además, comparte el servicio comunitario con la labor de chofer de un taxi metropolitano.
El éxito llegó en corto tiempo, un año para ser exactos, y es que a base de tocar puertas en la Dirección de la Policía Municipal, se han logrado erradicar casi por completo los actos delictivos, registrándose de uno a dos por semana según informaron los propios colonos.
Pero la tarea no fue fácil, indicó el vocal de los vecinos, y es que más del 50 por ciento de los colonos que viven en este lugar no han participado en ninguna ocasión con el comité, lo que obliga a los miembros a buscar apoyo incluso con las asociaciones de vecinos de otras colonias.
Independientemente de que disminuyó la delincuencia, los vecinos pusieron a disposición de los vecinos un número telefónico: el 3617 4655, para reportar a cualquier sospechoso o anomalía.
El optimismo llevó incluso, a la rehabilitación y el arreglo de algunas de las fachadas de casas habitación y propiedades, que estaban maltratadas, o pintadas con graffitis.
“La verdad es que no sabíamos como estaba este asunto del cómite de vecinos y lo que hicimos fue apoyarnos en los funcionarios y en otros vecinos de otras colonias”, señaló Rafaela de la Mora Martín.
La integrante del cómite, enfatizó que los siete vecinos que encabezan la colonia han dejado atrás y para bien, los criterios religiosos, ya que en la colonia existen cinco templos, que pertenecen a diversos cultos religiosos.
“Nosotros no tenemos que preocuparnos por qué credo tienen los vecinos, lo que queremos es ayudar a la colonia y que todos tengamos un mejor lugar en donde vivir”, expresó Rafaela.
Las reuniones se hacen cada tres meses aproximadamente y en ellas se da el informe de programas que están en marcha como la educación de los padres y un programa de asistencia social para menores.