Alcanza el graffiti edificios históricos  

Rayan jóvenes edificios públicos y templos en el Centro considerados como patrimonio de los ciudadanos
Mientras las autoridades se ponen de acuerdo para establecer programas que controlen el problema del graffiti, casi la totalidad de los edificios públicos y templos del Centro Histórico tapatío, entre ellos el Instituto Cultural Cabañas, declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, son víctimas de esta ‘inquietud’. De 1995 a la fecha, los graffiteros se han apoderado progresivamente de las paredes exteriores del Instituto Cultural Cabañas, por lo que César Covarrubias, administrador del inmueble, solicitará a la Policía de Guadalajara y del Estado su intervención para que vigilen de noche el edificio y eviten que sea dañado. “Una mayor vigilancia (del exterior) sería lo ideal, porque la seguridad que tenemos es sólo para los dos accesos. Lo vamos a solicitar a la Policía municipal o estatal, porque necesitamos mecanismos de seguridad (que eviten el rayado de las paredes)”. Agregó que Obras Públicas del Estado colabora con el Instituto para reparar las paredes dañadas por el graffiti y volver a pintarlas, pero pasan un par de días y los jóvenes que viven en los alrededores vuelven a rayar los muros, por lo que es el cuento de nunca acabar. “Hace unos 3 ó 4 meses, una madre de familia vino a pedirme ayuda, quería una carta para que dejaran salir a su hijo del tutelar, porque lo detuvo la Policía pintando graffiti. Yo accedí, pero con la condición de que el adolescente nos pintara una parte de nuestras paredes, y lo hizo”, recordó Covarrubias. Salvo la fachada, situada sobre la calle Cabañas, las otras tres calles que sitian al Instituto: República, General Salazar e Ignacio Allende están plagadas de graffiti, además de las paredes de los negocios y casas que se encuentran cerca de este centro cultural. En octubre pasado, Obras Públicas del Estado reparó las paredes cubriendo los graffitis plasmados con enjarre, pero ahora esos mismos espacios fueron cubiertos de nuevo, sin que los muros hayan sido todavía pintados. Las otras víctimas Aunque no con la misma gravedad los amantes del graffiti también han dejado sus huellas en los edificios que albergan al Palacio de Gobierno, Congreso del Estado, Supremo Tribunal de Justicia, Teatro Degollado, Museo Regional y la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz. Caso contrario el que presenta el Palacio Municipal de Guadalajara, donde sus paredes se encuentran inmaculadas, gracias a la constante vigilancia de la Policía tapatía. En cambio, los templos del Centro de la ciudad tampoco se escapan: La Catedral Metropolitana, La Merced, San Agustín, Santa María de Gracia y la Iglesia Cristiana Presbiteriana tienen sus muros manchados, en mayor o menor medida, de líneas que pocos entienden y menos aceptan. Los cuatro muros que integran la sede de los Diputados tienen graffiti, pero más destaca el que se encuentra sobre la Calle Hidalgo y que de acuerdo a los guardias, fue realizado por los estudiantes de la Normal de Atequiza el día en que se apoderaron por varias horas del Congreso, hace algunas semanas. “Este de aquí lo hicieron hace como 4 meses un grupo de estudiantes, eran como 10. Eso fue como a mediodía y yo mejor no les dije nada, pues eran muchos”, afirma el agente vial que trabaja a un costado del Poder Legislativo, al referirse al graffiti que está sobre la calle Pino Suárez.