Para Rogelio Marcial en Desde la esquina se domina: Grupos juveniles identidad cultural y entorno urbano en la sociedad moderna es claro que existen dos grandes proyectos de identidad que utilizan el graffiti como un recurso de comunicación alternativo, sin embargo, su mirada se enfoca en las bandas o pandillas. El interés principal es conocer sus hábitos, sus principales modos de interacción y comunicación. No tiene un interés específico en los taggers como sujetos de estudio, pero los grupos juveniles y la identidad cultural que desarrollan en un entorno urbano son amplios, diversos e incluyentes. Por lo tanto, tienen más puntos en común que diferencias, comparten el campo de batalla, el espacio urbano y la búsqueda de generar canales de comunicación al margen de los instituidos.
En ese sentido, Rogelio Marcial hace hincapié, una vez más, en la relación dialéctica entre la ciudad y los sectores poblacionales que la constituyen. Tanto la ciudad influye y modifica la visión del mundo de sus ciudadanos, como estos determinan y reorientan la organización y usos que ofrece la primera [29]. Para apuntalar esta concepción de la ciudad como un productor y producto histórico, Marcial sentencia que “la relación entre la ciudad y sus habitantes queda también establecida en la manera en que estos últimos construyen, deconstruyen y/o modifican espacios servicios, ambientes y territorios” [30]. Retoma de Borja que en la ciudad “se articula no sólo la lucha incesante entre lo tradicional y lo moderno, entre los diferentes estilos de vida y de consumo, entre los intereses individuales y colectivos.” [31]
Es el espacio urbano un lugar en dónde través de relaciones de poder y solidaridad las agrupaciones y sus intereses colectivos o individuales emergen proyectos de identidad, este espacio urbano no se limita a la parte material de la ciudad, por eso es vital analizar la dimensión social ya que en ese espacio es donde interactúan los sujetos sociales. “En tal espacio social, que es revitalizado por quienes lo habitan y frecuentan se desarrollan las relaciones cotidianas de los individuos y grupalidades. […] para desde allí reestructurar cotidianamente su visión de mundo y su relación con él.” [32]
Marcial asegura que la identidad “es un fenómeno cultural con una enorme carga de plasticidad. Esto es, como puede prolongarse en el tiempo social, puede ser efímera, recomponerse, crearse una nueva, e inclusive desaparecer, precisamente porque está ligada a la subjetividad y a la vida cotidiana de los sujetos sociales.” [33]
Y comenta que la importancia de analizar la juventud como segmento, parte de la función de los grupos integrados por jóvenes como epicentros de emergencia de proyectos identitarios, ya que “muchos grupos juveniles llegan a estructurarse como un espacio de esparcimiento y socialización que se erige de manera paralela a instituciones sociales como la familia, la escuela, o la parroquia; y aunque difícilmente llegan a sustituirlas, dentro del grupo el joven establece una forma de ser, una forma de relacionarse y una visión propia de la realidad.” [34]
Rogelio Marcial afirma que en la ciudad de Guadalajara es fácil advertir la presencia de estos grupos juveniles y sus proyectos de identidad “simplemente porque en muchos escenarios urbanos se perciben hoy marcas de su existencia, como los llamados graffiti”[35], y aunque claramente habla de los graffitis como categoría amplia, el estudio tiene como sujeto de estudio los grupos juveniles, bandas o pandillas, que tienen como punto de reunión las esquinas de los barrios en la periferia de la ciudad.
Aunque la esquina es el lugar central en las pandillas como punto de reunión en la concepción de Marcial, narra un proceso de integración entre bandas juveniles, que denomina organización extra-esquina. Entre las actividades que Marcial destaca, está el programa de radio “A través del espejo”, de Radio Universidad en 1984, la organización Bandas Unidas del Sector Hidalgo (BUSH) creada en el CUCSH en 1984, donde se producía la revista La Nave, la revista ¡Qué Role! editada principalmente por Ricardo Sotelo en la colonia del Fresno, entre otras; y la organización de semanas culturales de 1987 a 1992, cuando a los organizadores de estos eventos les fueron negados los espacios y permisos por parte de las autoridades municipales [36], es claro el deseo de los jóvenes de la época de apropiarse no sólo de la esquina del barrio y de crear nuevas herramientas de comunicación al interior de las instituciones y paralelas.
Sobre el graffiti el doctor del Colegio de Jalisco menciona que:
“(una) forma natural de expresión de esta identidad cultural de los grupos juveniles de barrio, es el llamado grafiti, o placazos según el lenguaje de sus creadores.
Este medio de expresión tiene especiales características para el análisis socio-cultural e incluso político, ya que representa la toma de un espacio público para manifestar deseos, presencias e inconformidades por parte de sujetos que, bajo el anonimato, transmiten mensajes dirigidos específicamente a un receptor. Así, en el caso que nos ocupa se constituye como una comunicación entre estos grupos juveniles con toda la intención de que el extraño no entienda la simbología y el mensaje dejado en la barda. Además de que el papel que juega aquí la transgresión, el apropiarse de un espacio público que no les pertenece, revitaliza los usos culturales de esta forma de expresión.” [37]
Y narra que, en un recorrido por colonias, en su mayoría al oriente de la ciudad, pudo registrar más de cien graffitis. Y que en su mayoría estos demarcaban el territorio con símbolos del grupo o utilizaban imaginario local como figuras religiosas, exaltación de la mexicanidad, la brutalidad policiaca y los percances de la vida dentro del grupo juvenil.
- Santa Margarita
- Jalisco
- San José Río Verde
- Tetlán Río Verde
- Santa Cecilia
- San Pedro Tlaquepaque
- Unidad Clemente Orozco
- Miravalle
- Constitución [38]