El daño a propiedad pública y patrimonio municipal o estatal por graffiti, es un delito que debe denunciarse por las autoridades municipales ante la Procuraduría de Justicia del Estado, afirma el jurista Arturo Zamora.
Las personas detenidas, por incurrir en el delito de daño en las cosas, deben ponerse a disposición del Ministerio Público para que sean procesadas y sentenciadas, pues están obligadas a pagar por el perjuicio, explica.
La pena va de un mes hasta cinco años de prisión y las multas de 2 a 20 días de salario mínimo.
“En todos estos casos, cuando se trata de daño causado al patrimonio municipal, lo que debe hacer el Municipio es presentar la denuncia correspondiente por el delito de daño en las cosas, porque al presentarse la denuncia entonces hay la obligación de iniciar una averiguación en contra del responsable o los responsables”.
Sin embargo, este paso es omitido por los Ayuntamientos al tratar el delito sólo como falta administrativa y proceder al cobro de una multa conforme a lo establecido por la Ley de Ingresos municipal, o al arresto de hasta 36 horas.
“También en el caso de daño causado a particulares. Cualquier particular puede presentar su denuncia ante la Procuraduría, y ésta está obligada a proceder de manera inmediata”, subraya el director de la División de Estudios Jurídicos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la UdeG.
Aunque aplicar las leyes vigentes sería lo más adecuado, fomentar la cultura de la denuncia y promover ciertas adecuaciones al Código Penal del Estado, favorecerían las acciones para castigar el delito, expone Zamora.
“Podría promoverse alguna adecuación en el Código Penal del Estado para que dentro del capítulo del delito de daño en las cosas pudiese generarse una forma equiparada de daño, que pudiese en un momento dado considerar la autoridad, en el caso muy concreto del graffiteo, que se tratara de un delito que se persiguiera de manera oficiosa sin necesidad de que haya una denuncia o querella previa”.
En la zona metropolitana hay quienes permiten el graffiti en una parte determinada de sus muros, como el caso del Hotel Crowne Plaza, que tiene un espacio al final de su barda perimetral por Avenida López Mateos.
Sin embargo, el espacio nunca se respeta y es necesario pintar por lo menos una vez al mes, lo que representa un gasto superior a los 2 mil pesos, señala Fernando Vázquez, contralor del hotel.
“Son dos tipos de gente, unos que respetan y que incluso nos avisan que van a utilizar el área, y otros que vienen en las noches y graffitean en otras áreas, en nuestras paredes, encima de esas áreas destinadas, en fin, como que siguen existiendo dos tipos de personas que están haciendo graffiti, los que lo hacen bien y los que son unos vándalos”, manifestó.
Así lo dijo
“Son dos tipos de gente, unos que respetan y que incluso nos avisan que van a utilizar el área, y otros que vienen en las noches y graffitean en otras áreas, en nuestras paredes, encima de esas áreas destinadas, en fin; como que siguen existiendo dos tipos de personas que están haciendo graffiti, los que lo hacen bien y los que son unos vándalos”.
Fernando Vázquez
Contralor del Hotel Crowne Plaza