En dos años, la fachada del minisúper de Mario Ponce se ha pintado siete veces, pues los vándalos han dejado ahí su firma una y otra vez, a menos de 24 horas de haber limpiado.
Al parecer el graffiti es una batalla entre pandillas de distintas colonias que buscan sobresalir, es el caso de la Colonia Balcones de Santa María, en Tlaquepaque.
“Al principio la colonia estaba tranquila, hasta que empezaron a crecer los muchachitos; y no son tantos de esta colonia, son de la Del Carmen; éstos (de Balcones de Santa María) van y les pintan allá, y aquellos vienen y pintan aquí”, expresó Ponce.
Como la pintura de su fachada es de aceite, el gasto cada vez que quiere limpiar el graffiti es de alrededor de 8 mil pesos.
“La he pintado siete veces, y siete veces nos han pintado y ahora ya más. Antes nomás le rayaban ahí, pero ahora hasta mero arriba ya está pintado. Más o menos como 8 mil pesos es lo que se gasta en pintar toda la fachada, y es de aceite, la cambiamos y de todos modos siguen. No sé cómo le hacen, pero tienen muchas facilidades para comprar la pintura, que no debería de ser”, comentó.
En Balcones de Santa María el comité de vecinos ya tiene identificados a los responsables en la colonia.
Mario González, presidente de colonos, aseguró que tienen sus nombres, alias y domicilios con la intención de sancionarlos si se les sorprende pintando.
En El Sauz ni la iglesia respetan. Las pandillas no dejaron que las bardas de la Parroquia El Padre Eterno lucieran libres de graffiti ni un día.
El señor cura, Guillermo Rodríguez, afirmó que al día siguiente de que se pintó la fachada las firmas aparecieron, y no contentos con esas, un día después se sumaron otras.
La fachada del templo es de 120 metros cuadrados, en los que se gastó la última vez 4 mil 500 pesos, pero ahora optarán por aplicar pintura antigraffiti para desalentarlo, la cual les han presupuestado en 12 mil pesos.