Los monumentos históricos y culturales de Guadalajara son blanco constante del graffiti y se registran más de dos actos vandálicos por mes, según la titular de la Secretaría de Cultura de Jalisco (SCJ), Myriam Vachez.
El lunes pasado, dos menores de edad graffitearon las ocho columnas centrales del Teatro Degollado, las paredes del Museo Regional, la cabeza de Quetzalcóatl y otro mobiliario ubicado en la Plaza Tapatía, mientras que el miércoles tres personas fueron sorprendidas rayando los muros del Ex Convento del Carmen, recinto que data del siglo 17.
Los que también han sido blanco de rayas son el Edificio Arróniz y el Instituto Cultural Cabañas, según Vachez.
Hacer este tipo de actos en edificios tan emblemáticos para la Ciudad tiene que ver con la búsqueda de notoriedad, demostrar que se tuvo el atrevimiento, advierte el académico experto en culturas juveniles, Rogelio Marcial.
“Los que de veras saben (del movimiento graffitero) no pintan en monumentos porque saben que se pueden ganar la ira colectiva”, aseguró.
Y en efecto, el acto de vandalismo en el Teatro Degollado generó una larga lista de comentarios fuera y dentro de redes sociales, aunque otros monumentos históricos por determinación de ley, incluso más antiguos, como los templos de San Francisco y Santa Mónica que datan del siglo 17 y 18, respectivamente, también han sido graffiteados en los últimos años.
En este caso, tanto la SCJ, como el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), interpusieron denuncias por el daño a los monumentos históricos en la Fiscalía General del Estado.