¿Habrá alguna autoridad de los Gobiernos municipales, del Gobierno del Estado y del Gobierno federal, algún diputado federal o local, algún regidor de cualquier partido, qué se interese por las casas, los negocios, los edificios públicos (mercados, escuelas, monumentos, templos, cementerios, parques, jardines) puentes peatonales de la zona metropolitana de Guadalajara?
Parece que a nadie le importan las fachadas y los muros, las bardas ni los frentes o laterales de donde vivimos casi dos millones de personas.
La pregunta viene al caso porque ni por la Cumbre de Jefes de Estado, ni por alguna otra razón, nadie hace nada para detener el problema del graffiti ni a sus autores, los graffiteros.
Es un grave conflicto social, político, económico, educativo y cultural.
Así es señores, el graffiti y los graffiteros constituyen un reto para todos estos niveles mencionados arriba.
Pareciera que ya gobiernan ellos y que Guadalajara debiera rebautizarse para denominarse de aquí en adelante G…rafilajara, y así los demás municipios consecutivamente.
Ahora que se invirtieron 300 millones de pesos para dar otra imagen a quienes nos visitan, se presentaba la oportunidad para que alguien hiciera algún pronunciamiento, anunciara la creación de algún programa contra el graffiti, pero no, ni así les llama la atención este problema que no entra en sus agendas de Gobierno. Ya es un virus, una plaga urbana, ciudadano, ya ni te enojes, ni pintes de nuevo, mejor acostúmbrate y ten paciencia ante semejante vacío de autoridad.
Jorge Montoya Orozco
